viernes, 18 de marzo de 2011

DIARIO DEL VIAJE A LA ANTÁRTIDA ( X I ).

Día 25 de noviembre de 1989.
Hoy amaneció un buen día y empezamos la labor de preparar el barco para zarpar a la mar, mientras otros salían, para hacer las últimas compras antes de partir hacia la Antártida. Tambien se constituyó un Tribunal Examinador para dos Suboficiales que dentro de poco ascenderán a Oficiales, por lo que tuve que colaborar con mi trabajo en el ordenador para levantar Certificados, Actas y escritos de elevación y remisión a la Superior Autoridad en Madrid; más tarde, la comida, que hoy constaba de un buen potaje de garbanzos con repollo y filete de carne con patatas fritas; a esta hora ya sabíamos que hoy no saldríamos a la mar porque había mucho viento y se quiere cruzar el Paso del Drake con buen tiempo, a ser posible con el mejor tiempo posible -y valga la redundancia- que se pueda encontrar. Bueno, pues durante toda la mañana, se oía constantemente que si se sale... que no se sale... etc., hasta que prevaleció lo segundo. Es decir: que no salíamos.
A la salida del Puerto de Ushuaia.

De compras en Ushuaia.
Con esto así, opté por echarme una buena siesta, ¡¡y tan buena!!, me levanté a las 21.30 horas, aunque no lo parecía, porque todavía era totalmente de día. Me tomé un buen bocata de chorizo y queso y decidí no salir, porque ya me había hecho a la idea y no me apetecía nada, estaba muy cómodo a bordo; así que me quedé con los dos Radios (Juan  y Abel) viendo películas de video y descansando, porque mañana me vuelve a tocar de guardia y según las últimas noticias, saldremos a las 15.00 horas. A ver si no cambia la predicción meteorológica y empezamos los 45 días de la Primera Fase de la Campaña.

Ya veremos que es lo que pasa en estos días, que para muchos de nosotros va a ser una experiencia única e inolvidable. Se empieza a notar el nerviosismo en las caras, ante lo que nos espera, y no podemos ni imaginarnos que es lo que nos vamos a encontrar.
Con vistas a Ushuaia.

Día 26 de noviembre de 1989.
Pues hoy empiezo un nuevo día como ya casi es la tónica de todos los puertos en que hemos pasado: entrando de guardia, y al que lea esto, le hago la observación de que se fije en los puertos que hemos tocado ya, y se dará verdadera cuenta de que es así, y no porque yo lo quiera poner, simplemente es una pura casualidad que no creo que acabe aqui, pero en fin... ¡que le vamos hacer!, o como diría Serrat en su archiconocida y famosa canción "...y que le voy hacer, si yo, nací en el Mediterráneo...".

Bueno, pues la mañana transcurrió dentro de la normalidad, hubo una excursión a la que fue casi todo el barco y también parte de los Expedicionarios -que estos se apuntan a todo, para disfrutar como los primeros-, asi que practicamente nos quedamos a bordo, el personal de guardia, sin molestias de ningún tipo, ni voces, ni ruidos... tranquilitos y relajados.
Como casi siempre... de guardia.
Y antes de seguir, quiero hacer un inciso aqui, para contar algo que por una razón u otra, no lo he puesto donde correspondía. Resulta que esta mañana, hablando -no recuerdo con quien era- de política, me he acordado, además pienso que puede resultar anecdótico. Como bien decía el compañero con el que hablaba de este tema, que este barco lleva la Democracia por donde pasa, y me explico: cuando salimos de España, la dejamos en plena Campaña Electoral para la elección del nuevo Gobierno; al llegar a Brasil, encontramos lo mismo: Campaña Electoral para elegir al nuevo Gobierno. Arribamos a Uruguay, y tres cuartos de lo mismo. En Punta Arenas (Chile), también y ahora que hemos llegado al pueblo más Austral del Mundo, nos encontramos con lo mismo, pero estas elecciones son para la Municipalidad, lo que en España serían las Autonómicas. Y bueno, ahí queda el dato, creo que como anécdota más que otra cosa; que somos un barco "anecdotario", para quien quiera tomar nota de este apunte tan significativo, que yo creo que lo es.

Prosigo con el día de hoy. Pues una vez que se fue todo el mundo, nos quedamos tranquilos viendo películas de video hasta la hora de comer, hora en que nos repusimos a gusto y por la tarde seguimos viendo más pelis de video hasta la "noche" en que llegaron todos los excursionistas.
Aprovechando el solecico.

Y finalizo el día de guardia, hasta mañana a las 08.00 horas en que estaré saliente y que seguramente se salga a la mar. Aunque esto no es muy seguro, por los partes meteorológicos que se reciben. Ya veremos que es lo próximo que nos dicen los Institutos de Meteorología de los EE.UU.

Día 27 de noviembre de 1989.
Pues después de salir de guardia y acostarme un rato, me levantaron porque había que hacer la "preparación del buque para salir a la mar", y claro, se me fastidió el descanso. Ya tenemos a todos los expedicionarios a bordo; son un total de 30 personas, entre personal de la Armada, Ejército y Científicos de varios Institutos españoles dependientes todos del CSIC.

Bueno, pues a las 12.00 del mediodía, salimos de puerto con el Práctico a bordo y una Patrullera argentina que nos daba escolta, enfilando el Canal de Beagle para la salida a mar abierto y coger rumbo directo (160) hacia la Zona Antártica, el Archipiélago de las Shetland del Sur, donde se encuentra la Base Antártica Española "Juan Carlos I", en la Isla de Livingston.

En la travesía nos cruzamos con unos lobos marinos que nos abrían la boca como protesta por meternos en su camino, o a lo mejor era su modo de saludarnos, ¡vaya usted a saber!, en fin... continuamos la guardia, hasta que enfilamos la salida a mar abierto, y antes, la Patrullera que nos daba escolta, nos rindió honores y nos dió unas pitadas de despedida, deseándonos buena travesía y una pronta vuelta a puerto, donde esperamos arribar -si Dios quiere y con la compañía de nuestra Patrona, la Virgen del Carmen-, sobre el 15 de Enero próximo.

Ushuaia al pie de las montañas nevadas.

Y finalizo el día con la cena y metiéndome en cama, porque me toca la guardia de alba y hay que aprovechar todo lo que se pueda para descansar, que luego no sabemos si lo podremos hacer o no. Nos queda cruzar el Mar de Drake o Paso del Drake, y de momento las predicciones parecen buenas, tendremos que fiarnos y "tirar pa'lante".

Día 28 de noviembre de 1989.
Hoy empieza el día con buena mar, la llevamos de popa al igual que el viento, y de momento vamos navegando con comodidad. No estamos pasando un mal Paso del Drake, como se preveía, asi que... mejor que mejor, y seguiremos siendo amigos.

Por la tarde estuve de guardia, y ya se notaba la bajada de la temperatura (4ºC), pero hacía un bienestar magnífico, que parecía increíble que estuviéramos por estas latitudes, y no hiciera el frío que esperábamos. Todos estamos deseosos de llegar a la Isla de Livingston y se nota en el ambiente esa ansiedad por llegar y ver la Base Española, y casi ninguno nos imaginamos como serán las instalaciones por mucho que la describieran los que ya estuvieron la Campaña anterior.

Un paisaje precioso, como no lo había visto nunca.

A media tarde, el Segundo Comandante comunicó por los altavoces generales, que aquél que fuera el primero en avistar tierra, ganaría como premio una botella de whisky. Y rapidamente, todo el mundo se preparó para ser el primero en gritar "¡Tierra!!", todos muy bien equipados para estar abrigados y no coger un buen resfriado.

Hoy tambien me presté voluntario para hacer unos tests que trajeros los Médicos del Ejército. Fuimos dos: mi compañero Txo y yo; aparte de que hubo más gente de la Expedición, pero nosotros fuimos los únicos de la dotación del buque que nos prestamos a este tipo de test psicológico.

Pues con los dichosos cuestionarios, casi nos vuelven "tarumbas" porque entre los distintos tests, había más de 1.500 preguntas. Pero en fin, a lo hecho... pecho; y si vale de algo para siguientes Expediciones, pues mejor que mejor. Sabrán más o menos que es lo que se encontrarán más adelante.

A las 22.00 horas cruzamos el Paralelo 60º Sur, por lo que a partir de este momento, nos encontramos dentro de la Zona del Tratado Antártico, o en aguas de la Antártida, o navegando ya en el Océano Antártico, como lo prefieran. Ahora a ver que es lo que pasa. Bueno, pues finalizo el día de hoy, porque me voy ya a la cama, a descansar un rato, ya que a las 24.00 horas... entro de guardia, ¡fíjate tú..., otra vez!.

Navegando por el Canal Beagle.

Día 29 de noviembre de 1989.
Pues una vez que he entrado de guardia, me he puesto a trabajar en el ordenador. Tenía que hacer un plan de trabajo para el Jefe de Expedición y era cosa de tenerlo cuanto antes, ya que lo quería para por la mañana. Fue pasando el tiempo y la noche seguía clara, tan clara que la verdad es que no se hizo de noche, no llegó a oscurecer en ningún momento y la luna... ¡ni apareció!. Es más, cuando consultamos con el ordenador para que nos dijera la hora aproximada del ocaso, nos contestó que no procedía y la razón era... que no habría ocaso, ¡¡sería de día... toda la noche!!, ¡que frase más sin sentido! ¿verdad que si?, pues... así ha sucedido. Y aunque seguíamos muy pendientes de la navegación y yo del trabajo que iba haciendo, ni nos dábamos cuenta de que la noche no llegaba...

A las 04.00 horas de la mañana, empezó a clarear más a causa de la salida total del sol y con el relevo de la guardia me fui a descansar hasta las 11.00 horas en que me vuelve a tocar, no sin antes tomar un tazón de cola cao caliente. Pero... esto era un sueño, porque otra vez me han vuelto a levantar por orden del Jefe de Expedición, para corregir algunas cosas sobre el trabajo de anoche, y cuando me di cuenta volví a entrar de guardia, y entre otras cosas, era impresionante ver el agua, el horizonte cubierto de niebla, la temperatura bajó hasta los 2ºC y la presión atmosférica también descendió bastante.

Se vieron algunos pingüinos nadando por delante de la proa, como si fueran delfines, y las 13.00 horas -después de que todo el mundo estuviera en cubierta intentanto localizar o descubrir tierra, para ser los primeros, y yo en el alerón, chupando frío pero bien abrigado, y con los prismáticos en ristre- pues eso, que a las 13.00 horas, se divisó tierra, y el descubrimiento lo hizo el Segundo Jefe de Expedición, que avistó la cima del monte Pisgah, en la Isla Smith, que según el rumbo que llevamos, es la primera que se ve del Archipiélago de las Shetland del Sur.
Otro glaciar que muere en el mar...

Y después de la euforia de descubrir una cima totalmente cubierta de nieve y rodeada de nubes blancas, continuamos navegando y conforme nos íbamos acercando, seguíamos viendo la belleza de la isla, tambien cubierta de nieve y hielo en su totalidad, lo que suscitaba comentarios de todo tipo entre todo el personal que la estaba admirando, fotografiando y observando con curiosidad y alegría.

A las 14.00 hora salí de guardia con más hambre que el perro de un afilaor -que se comía las chispas cuando afilaba, por comer algo caliente-; por lo que me comí una buena ración de macarrones y una pieza de cordero, con su ensalada de lechuga y tomate. Después de comer, iniciamos una pequeña juerga en el Comedor, que ya hacía unos cuantos días que no nos reuníamos para estos "asuntos" el personal de Cabos; estábamos en cuestión: Abel, Txo, "Lubina" (como añadido), Valverde, Bravo, Andrés, Blanco y yo. La cosa fue armar un poco de cachondeo con los gorros "antárticos" (que los recogimos en Punta Arenas, después de haberlos encargado), grabarnos con la cámara de Txo y cantar un poco, que no nos viene nada mal y nos alegra el ánimo. Por supuesto, que le dimos envidia a los Expedicionarios cada vez que pasaban por el Comedor, porque no les dejamos participar, ya que la "fiesta" era solo nuestra (ya tendrían tiempo de participar con nosotros, pero... más adelante).

Preparando una juerga entre nosotros.

A las 19.32 horas fondeamos ¡por fin! en la Bahía Sur de la Isla de Livingston, donde, como ya he dicho anteriormente, se encuentra la Base Española, y desde luego, el paisaje era digno de ver, no de contarlo, porque no hay palabras para poder contar lo bonito que era aquello. Hay que verlo. Con las palabras no se puede contar ni expresar lo que sientes, cuando ves todas las montañas nevadas que descienden hasta la misma orilla del mar, y un enorme glaciar cerquita de las instalaciones de la Base -el glacia Jhonnson. Repito que esto hay que verlo, para poder admirarlo. En una entrada de la playa están los barracones de la B.A.E. Después de estar fondeados, se arriaron dos embarcaciones semirígidas (las "Yamaha") y fue una comisión destacada a tierra, para izar la Bandera Nacional en el mástil que hay allí, para señalar nuestra presencia en la zona. El privilegio de izarla fue de nuestro Comandante, y desde el barco, pude ver con los prismáticos, como todos los que allí estaban, en posición de firmes, saludaban mientras se izaba la Enseña Nacional. Juro que en ese momento, sentí mucha envidia de los compañeros que estaban en tierra, porque me hubiera gustado ser uno de los que estaban en esa formación tan especial. Luego volvieron todos a bordo, después de comprobar que todo estaba en orden, y en qué estado se encontraban las entradas a los distintos barracones.

Desde luego, había que limpiar bastante bien todo el lugar, porque las puertas de los distintos alojamientos, estaban totalmente obstruidas por la nieve-hielo, y había que dejarlo despejado para cuando llegara el equipo de científicos que habitarían en la B.A.E.

Navegando ya en aguas antárticas con estos paisajes.

Y una vez aqui, se dictaron unas "Normas de obligado cumplimiento", que desde luego, son muy normales para la estancia en este lugar, en la Antártida. Continué mi guardia hasta las 24.00 horas, que no era de noche, sino de día (ahora ya no se puede hablar del "día" ni de la "noche", ahora se dirá siempre "de día"). Se podían observar cantidades de hielo flotando cerca del barco, aunque no se llegó a arrimar ninguno, pero de todas maneras había que estar vigilantes para que no se acercaran demasiado, no fuera que sucediera algo imprevisto. 

Hay que decir que cuando la gente vino de tierra, trajeron trozos de hielo para tomar con el whisky; así que tomaron whisky con hielo milenario, hielo antártico, que suena bonito. Y como decía antes, salí de guardia... y a descansar, hoy me había ganado bien el descanso, y además habían sido muchas emociones seguidas. 

Tambien hoy, nos han dado el saco del Ejército (el petate) con ropa de abrigo, "ropa de gran frío", para las bajas temperaturas que puedan reinar por estas latitudes, pero de momento no lo he abierto porque tampoco tengo donde meter toda la ropa que lleva dentro este petate. Ya lo revisaré en cuanto disponga de un poco de tiempo libre y me encuentre con ganas, porque es mucho equipamiento el que va dentro de ese saco y ya me romperé los sesos ideando como voy a poder guardar todo ese vestuario.
El "Las Palmas", fondeado frente a la B.A.E. "Juan Carlos I".