lunes, 7 de marzo de 2011

Semblanza de un Submarino puntero: "COSME GARCIA" (S-34) (1972-1982)

Mi primer destino en buques cuando entré en la Marina, primero estuve en la Escuela de Submarinos y enseguida me asignaron a este. Dura tarea me tocó con las cargas de las baterías, durante mucho tiempo. Pero muy contento de que mi primer destino fuera este Submarino. Tenía en su haber cinco  medallas de combate, por hundimientos en la Guerra de Corea y en la del Vietnam.
El "COSME GARCIA" (S-34) entrando en Cartagena


 
                                    SEMBLANZA DE UN SUBMARINO PUNTERO: 
                                                 "COSME GARCIA" (S-34)
                                                          (1972 - 1982).
 
 

... "" LA INMERSION NUMERO 11.064.


El zurrido ronco y estridente de la alarma de inmersión sonó dos veces, asemejándose en esta ocasión al bramido de un animal herido de muerte. "¡Panel reco!, ¡Valvulón cerrado y trincado!" -voceó el Oficial de trimado. "Cota 58" -ordenó el Comandante desde la torreta, mientras aventaban los lastres y se llenaban de agua del mar de Alborán.

El "COSME GARCIA" submarino español, con el 34 por número de costado, nacido en Portsmouth (USA) y ya casi cuarentón, pues fue botado el 30 de agosto de 1943, iniciaba su inmersión número 11.064, para realizar con su hermano el "NARCISO MONTURIOL" el último ejercicio del viaje de fin de curso, que anualmente realiza la Flotilla de Submarinos. Habían transcurrido seis horas y diez minutos de la singladura numero 6 del tornaviaje de Las Palmas de Gran Canaria a Cartagena y con el albor comenzaban a distinguirse las costas del sur de Almería.
Se trataba de un ejercicio rutinario, era uno más de los miles que había realizado en su larga y humeante vida; pero en esta ocasión, la del dia 28 de junio de 1982, era la última vez que el "COSME GARCIA" cerraba sus escotillas y abría las ventilaciones ...

PINTAN BASTOS.

Como se comprobará conforme vayamos apuntando los rasgos más característicos de su temperamento, el "COSME GARCIA" no era un submarino escamón, sino más bien confiado y con cierto desenfado, por ello no se percató de que era su última inmersión. La dotación, a fin de evitarle sufrimientos y llevada por el cariño que le profesaba, le ocultaba, al igual que a un ser querido aquejado de un mal fatal, que su fin estaba próximo.

Por su parte, Don Cosme -pues así le llamaban muchos de su dotación-, que era un submarino sagaz e intuitivo, no se hacía muchas ilusiones acerca de su futuro. Todavía no habían transcurrido tres meses que había sido testigo, y de primera línea, del último arriado de bandera de su entrañable compañero y hermano mayor el "ALMIRANTE GARCIA DE LOS REYES", "el treinta y único". Aquel día 15 de abril de 1982 fue la última vez que lloró; por su valvulón desprendió un lagrimón y los oculares de sus dos periscopios se le empañaron. No había duda, pintaban bastos para la saga de los "Guppy".

Era la hora de la gabachada, como él decía al referirse a sus pequeños y eficaces compañeros de las profundidades, que eran más listos que los ratones coloraos.

Pero el Cosme, como buen creyente que siempre fue, pensaba que mientras quedase vida había esperanza: "Acaso otro barco de su misma quinta, el veterano portaaviones "HERMES", no se estaba batiendo el cobre en las Islas Malvinas, mientras otros buques británicos mucho más modernos caían víctimas de los audaces ataque de los aviadores argentinos ...

LA ULTIMA ORACIÓN. 

El bueno y confiado Cosme realizaba su último ejercicio, con la ilusión y ardor juvenil que siempre puso en todas sus cosas, sin tener conciencia de que tenía sus horas contadas. Tampoco, de optimista que era, presagió nada fatal, cuando a la hora del ocaso de la víspera había oido inesperadamente la voz del Comandante, que por el IMC y con un tono que intentaba que fuese trascendente, rezó la oración marinera, plegaria que cotidianamente la hacía el Cabo de guardia en el piano de aire de la cámara de mando. También, en la última oración, se pidió por los hombres de la dotación fallecidos en el año 1981 y por los submarinistas desaparecidos con el C-4, en su trágico hundimiento. Don Cosme, aunque viejo, conservaba su rapidez de reflejos y enseguida cayó en la cuenta de que era 27 de junio, festividad de Nuestra Señora del Perpétuo Socorro, y por tanto, se cumplia el 34 aniversario de tan luctuoso acontecimiento. Todas las plegarias, pues, le parecieron apropiadas y oportunas, pero toda la dotación sabía que era la última vez que por sus altavoces se elevaban oraciones a "... El que hace la calma, la tempestad...".


ZAFARRANCHO DE COMBATE.

Pero dejemos las cavilaciones de Don Cosme y veamos que acontecía, aquella amanecida del 28 de junio, en su interior. Los cocineros, la sufrida gente del fogón de los submarinos que hacen milagros entre marmitas y catorcenas, se afanaban en decorar primorosamente más de una docena de tartas que habían elaborado a lo largo de la guardia media y parte de la del alba. El despensero sacaba el champaña de la frigorífica que, con su previsión habitual el de víveres había puesto a enfriar.

Don Cosme, presagió fiesta y ello le alegraba, pues cuando se trataba de carabas y divertimientos, él era el primero y con mayor razón si se le presentaba la oportunidad de empinar la caneca. Pero que nadie piense mal, siempre tuvo mucha mesura con lo que bebía y, además, había sido un abstemio forzoso durante casi treinta años. A decir verdad, tan sólo se había ajumado una vez, el día que dejó de llamarse "BANG". Fue en compañía del Oficial saliente de guardia y con anís del Mono. El sabor dulzón y pegajoso del que trepa lo había tumbado.


El ambiente festivo de a bordo no se reflejaba en los rostros de los francos de guardia que se iban apretujando en la cámara de mando. Todos ellos tenían los semblantes tristes, cosa que le preocupó, al no encontrarle una explicación por mucho que se devanó los sesos. Todas las circunstancias que envolvían la ocasión apuntaqba hacia la alegría. El promontorio de Cabo Tiñoso estaba casi a la vista, restaban pocas horas para la llegada a puerto y sólo faltaban dos días para la licencia de verano. "¿Por qué estarán tristes?", se preguntaba una y otra vez. Lo que iba a oir por el IMC le iba a disipar todas sus dudas.


"Atención, cámaras, habla el Comandante: nuestro submarino, después de casi cuarenta años de servicio, está navegando sus últimas millas en inmersión". un escalofrío recorrió su espinazo de proa a popa. Había comprendido. Era su fin.


A partir de ahí, hizo caso omiso, hidrófonos sordos al resto de palabras que seguían. Sabía que por el cariño y veneración que le tenían le iban a regalar sus oídos y que los golpes de botafumeiro iban a ser copiosos. Estimó más oportuno, por tanto, hacer una revisión de su vida, un balance de su existencia; pero eran tantos los acontecimientos y vivencias que tenía estibados en todos sus lastres y pañoles, que decidió empezar por los recuerdos de su inicio, que tenía arranchados en la flotabilidad. Y comenzó a achicar por el principio ...

EL US. "B A N G" (385).

El tiempo que estuvo en el vientre del astillero de Portsmouth, obligado por las circunstancias bélicas, fue corto. En ocasiones, pensaba que era sietemesino, pues a socarrón e irónico pocos le ganaban. Sea como fuere, siempre había gozado de una salud de hierro -nunca mejor dicho o nunca mejor usada la expresión-, y no tenía por costumbre guardar cama -entiéndase dique- más que lo estrictamente necesario para que le limpiaran sus partes bajas, pues aseado y pulcro siempre fue como el que más.


El 30 de agosto de 1943 fue la primera vez que saboreó el agua salada y a principios de 1944 el "BANG" -pues hay que decir que ese fue su nombre de origen- ya había atravesado el Pacífico para entrar en combate. Revivió el momento en que por primera vez, sus torpedos MK-14 echaron a pique a un buque enemigo: el desafortunado, aquel 7 de abril de 1944, fue el carguero japonés "TAKGAWA MARU". Después, a lo largo de sus seis patrullas de guerra, hundiría siete más y dejaría descalabrados a otros tantos.


Hizo momentos para su primer Comandante, que tenía nombre de caballero de la Tabla Redonda, el Lienternant Commander A.R. Gallagher; juntos habían vivido todas las vicisitudes de la guerra, y a pesar de que llegaron cuando ya estaba muy avanzada, arribaron a tiempo para cubrirse de gloria. Al "BANG" le concedieron cinco medallas de combate, y al valeroso Gallagher, cuatro cruces navales, quedando ambos vinculados para siempre; por ello, el Cosme se quedó un momento abstraido recordando el rostro emocionado de la viuda de Gallagher, que con lágrimas aguantadas presenció el arriado por última vez de la bandera de las barras y estrellas, el día que dejó de ser el US. "BANG" (385).


La buena señora quiso estar presente en uno de los momentos más trascendentales del submarino y por tal motivo se había tragado no sé cuantas millas y atravesado varios estados de la Unión, para estar aquella tarde otoñal en la base de submarinos de New London 8USA). Pero no anticipemos acontecimientos, que ya los enfilaremos a su debido tiempo, pensó el venerable Don Cosme. La emoción que le embargaba no le permitía desarranchar sus recuerdos ordenadamente. Volvió su vista atrás.


Finalizad la segunda guerra mundial, el "BANG" continuó con el raro oficio de hacer inmersión hasta febrero de 1947, en que se le dio de baja en el servicio activo y se le colocó en conserva. Pasó cuatro años de forzada holganza y el 1 de febrero de 1951 volvió a entrar en servicio, siendo uno de los primeros buque que se reactivaron (de todos los que habían en conserva) en Estados Unidos.


A partir de esa fecha poco ocioso iba a estar, pues permanecería hasta el final de su vida con las botas puestas, salvo en las ocasiones en que forzosamente le tenían que reemplazar las espuelas de tanto trotar por la mar salada.


Recordó con placer sus cruceros por el Mediterráneo. El último que realizó en 1972, tuvo una duración de cuatro meses y recibió por su buen hacer el "well done" del Almirante de la VI Flota americana. Tambien le vino a las mientes su inmersión número 10.000, realizada en agosto de 1972, verdadero hito en su largo y orgulloso historial, que muy pocos submarinos han llegado a alcanzar ...


ALGO SE MUERE EN EL ALMA, CUANDO UN AMIGO SE VA.


Al oir por los altavoces el socorrido "Y ya termino..." interrumpió sus recuerdos y prestó atención a las palabras finales del Comandante: "Y dicen que los barcos tienen alma, la del "S-34" es limpia y generosa. Cuando dentro de unos meses arriemos por última vez nuestra gloriosa bandera, el alma del "COSME GARCIA" bajará al paraiso, allí donde reúnen las almas de los submarinos buenos, donde el índice de la capacidad de las baterías es infinito y por mucho que se baje no se llega a la cota de colapso".


Don cosme quiso iniciar un leve cabeceo, metiendo sus timones de buceo a bajar, para mostrar su asentimiento con lo que acababa de oir, pero no le concedieron tiempo para ello, ya que inmediatamente después de la peroración, la popular canción "Cuando un amigo se va" inundó todo el ambiente, que alcanzó un elevado número de baudios al ser amplificada por todos los altavoces de a bordo y coreada por toda la dotación.


Agradecía de todo corazón a todos, como le hacían pasar sus últimos momentos de inmersión, por sevillanas: "...ese vació que deja el amigo que se va. No te vayas todavía, no te vayas por favor..." Don Cosme aprovechó sus últimos momentos para despedirse de los delfines, que en gran manada evolucionaban ágilmente a su alrededor acariciándole su casco, mientras repetían a coro el estribillo: "...No te vayas todavía, no te vayas por favor..."


"Preparación para superficie..., dos máquinas", la orden fatal ya estaba dada. Un escalofrío recorrió su espinazo. Por un momento pasó por la imaginación del viejo socarrón hacer una travesura, gastar una bromilla a la dotación tomando una inclinación anormal o hacer cualquier extraño. Se avergonzó de si mismo: El siempre había sido un señor, nunca había perdido la compostura y aunque era amigo de la guasa y de la chirigota, cada cosa a su hora. Decidió salir a superficie con la cabeza bien alta, como siempre, como si no pasara nada y no hacer caso a los delfines que repetían: "...No te vayas todavía, no te vayas por favor..."


MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS.


"¡¡SUPERFICIE!!, ¡¡SUPERFICIE!!, ¡¡SUPERFICIE!!... ¡¡VIVA EL COSME GARCIA!!", fueron las últimas palabras que oyeron sus hidrófonos y muy a pesar suyo, salió. El reloj de bitácora señalaba las diez horas y veinte minutos.


La Mesa de Roldán se marcaba por el través de babor. El calor empezaba a apretar. El Cosme, enarbolando la insignia del Jefe de la Flotilla, encabezó la formación que arrumbó a Cartagena. A su bordo se ponía por última vez una rancia pelicula: "Murieron con las botas puestas", que era más del agrado de los que han vivido el gasógeno, que de los que nacieron cuando el "600" estaba en pleno apogeo. Él la había visto un montón de veces, sabía que se la estaban poniendo para endulzar sus últimas millas, y no tenía más remedio que prestar atención a la pantalla. No les iba a hacer un feo. Pero, entre carga y carga del Séptimo de Michigan, su mente invirtió el rumbo y recaló de nuevo en New London... el día que se metieron en su seno unos parroquianos, llegados de la otra orilla del Atlántico, que ávidamente le tocaban, le metían mano por todas partes y lo querían saber todo.


Pocas palabras conocía de la lengua que hablaban, las podía contar con las palas de sus hélices: sangría, olé, señorita..., y pocas cosas más. Las aprendió en la calle Conde del Asalto, en el Paralelo barcelonés, con ocasión de una visita a la acogedora Ciudad Condal.


Por la cuenta que le iba, se esforzó en aprender y al poco tiempo ya distinguía el acento cartagenero, que era el predominante, del gallego, andaluz, o catalán. Como no tenía un pelo de tonto, tan pronto se enteró de que en Cartagena tendría que pasar la mayoría de sus días de puerto, comenzó a familiarizarse con el "peñiquero" y poco a poco, según fuere menester, ya se iría haciendo con los otros ...


DON COSME GARCÍA SÁEZ, UN DESCONOCIDO.


El viejo "BANG", que no tenía nada de iracundo, se salió de sus casillas cuando se enteró que le iban a cambiar su sonoro y onomatopéyico nombre por el de "COSME GARCIA", un desconocido del que muy poco se sabía. Ni siquiera la inmensa mayoría de su nueva dotación sabía quien era ni de quien se trataba.


Hasta que tuvo oportunidad de echar una ojeada a una fotocopia de una página de un tomo del Espasa, que alguien de la dotación se había traído de España, no salió de dudas. Descubrió que Cosme García Sáez fue un inventor español, nacido en Logroño, que en 1858 había construido un modelo submarino, cuyas pruebas se efectuaron en Barcelona, ante un corto número de circunstancias. Construyó otro, mejorado, que realizó sus pruebas en Alicante el 4 de agosto de 1860, ante el Comandante de Marina de dicho puerto, el brigadier gobernador y otros muchos personajes, entre los cuales figuraban los cónsules de Inglaterra y de los Estados Unidos.


Según un oficio que existe en el Archivo del Ministerio de Marina, a las siete de la mañana del citado 4 de agosto y en el sitio de mayor profundidad del puerto, sumergiéndose fácilmente el submarino inventado por Don Cosme García Sáez, llevando en el interior a éste y a un hijo suyo. A pesar de esto, no sólo no halló facilidad alguna para dar cima a sus patrióticos planes de defensa nacional, sino que ni siquiera obtuvo remuneración de los sacrificios pecuniarios que había hecho. Indignado por la ineptitud e imprevisión de los gobernantes, echó a pique el buque y algunos años después (1874) murió, cansado de luchar con la estultez y la ingratitud.


Aunque proseguía con su enfado, pues no era de los que dan con facilidad el brazo a torcer, conforme iba conociendo más detalles sobre el ilustre riojano, fue amiando el genio. "Por lo menos era del oficio", pensó. Era anterior a los otros españoles del mismo gremio, Narciso Monturiol e Isaac Pera, pues nada menos que en 1858 ya había probado su primer submarino. Además él no iba a ser el primero en ostentar nombre tal, pues el A-2, que formó parte de la primera escuadrilla de submarinos, se le bautizó, en 1919, con el nombre de Cosme García. En cualquier caso reconocí que don Alvaro de Bazán, el de la mayor ocasión que vieron los siglos, tuvo algo de razón al proclamar que los nombres de las galeras, si ellos solos no las hacen invencibles, si están bien puesto, hacen a sus dotaciones más aguerridas y esforzadas ...


ADIOS A NEW LONDON.


La fecha de la transferencia se iba acercando; ésta debía realizarse según la consabida fórmula "como esté y donde esté", pero él sabía que su gente no le iba a dejar tirado, y efectivamente hay que decir, en honor a la verdad, que así fue. La última dotación no regateó esfuerzos para entregarlo muy bien acicalado.


El día fijado para la entrega era el 1 de octubre, pero por coincidencia en pleno fin de semana, hubo que cambiarlo. "¿Cómo se iba a efectuar una ceremonia en pleno "weekend", que junto al dólar y la hamburguesa es el trípode en que se apoya la civilización surgida al norte de Río Grande?".


La ceremonia de entrega fue bonita y emocionante y rodeada del boato aséptico genuinamente americano. La banda interpretó los himnos, hubo discursos, no faltaron honores ni representación diplomática. Un nutrido grupo de chicas bien parecidas, del Connecticut Collegue, alegraron la vista del viejo submarino y de todos los presentes. ¡¡Jamás se vió submarino de damas tan bien servido!!.


Todo transcurrió como Dios manda. El reverendo sacerdote español J.A. Fernández, párroco de la Saint Mary's Church de New London, empleó para la bendición del Cosme las oraciones que para esos casos dispone la Santa Madre Iglesia "Propi et omne qui en vehentur si out dignatis es benedicere arcam Noe ambulantem in diluvio".


Llegó el día que el "COSME GARCIA" partió definitivamente de la base de submarinos de New London. Fue una jornada triste para él, se dejaba atrás toda una vida y a varios submarinos hermanos, que sostenían una inútil lucha contra el Almirante Rickower, y cuyo lema era "diesel boats for ever". En la punta del muelle lo despidieron un grupo de incondicionales amigos y un ramillete de jóvenes, la mayoría rubias, del Connecticut Collegue, que agitaron sus pañuelos hasta que su negra silueta desapareció por el Thames River abajo. Hizo escala en Miami, para reunirse con el "S-33" (ex-"NARCISO MONTURIOL"). Con el simpático "Chepa" atravesó el Atlántico y en la noche del día de la Inmaculada embocaron el Estrecho de Gibraltar.


El día de llegada a puerto, a quien los de Cartago dieron nombre, Don Cosme gastó su primera broma, colocándose a ambos lados de la vela unos apéndices simulando los timones de buceo que llevan los submarinos nucleares. Estos falsos timones dejaron atónitos a más de uno ...


DIEZ AÑOS DE DISCRECION Y EFICACIA.


Con la incorporación a la flotilla de submarinos se inician los últimos diez años de su vida. Una década en la que hizo honor a su lema -ad navegandum prestus sum- y que se podría sintetizar con dos palabras: discreción y eficacia. No fue un submarino socairero ni tampoco, en su vejez, pidió árnica. Si alguien lo ponía en duda, que echaran un vistazo a sus cuadernos de bitácora, en donde se reflejaban sus más de 1.000 inmersiones y las más de 7.000 horas que pasó en el seno de Neptuno, la multitud de ejercicios realizados, las veces que había actuado de "liebre de canódromo" para adiestramiento con franceses, americanos, italianos y portugueses.


La flotilla, compuesta por los tres submarinos "Guppy": "COSME GARCIA", "NARCISO MONTURIOL" e "ISAAC PERAL", navegaba dando avante de Cabo Tiñoso. Pocas millas separaban a nuestro héroe de su último puerto. Fugazmente, revivió los pasajes más significativos de sus últimos años. Sus prolongadas patrullas efectuadas en el año 1975, en aguas saharianas. Su concurrencia en el primer tránsito en inmersión de la Flotilla por el Estrecho. La participación en las maniobras más importantes desde la Segunda Guerra Mundial realizadas por las Marinas Occidentales, las "OCEAN VENTURE". Su gallarda presencia en Santander, aquel día que unos criminales terroristas y enemigos de la Patria, atentaron contra el Destructor "MARQUES DE LA ENSENADA", poniéndole una bomba en el puerto.


Muy de su agrado, siempre le fue recordar la patriótica jornada vivida en Benidorm el día que le entregaron la Bandera de Combate. Con esa ciudad quedó fuertemente vinculado y la visitó en varias ocasiones, al igual que siempre que podía visitaba el puerto de Ibiza. Se quedó con pena por no haber tenido la oportunidad de despedirse de esas dos bellas ciudades, que tan entrañablemente lo acogieron siempre y en las que tan buenos ratos había pasado. Pero, no vayan ustedes a pensar mal. Dos Cosme no era un viejo verde, cierto es que le gustaban las buenas mozas y en ambos sitios las hay en abundancia; pero lo que le llamaba la atención en esas famosas localidades turísticas era la raigambre marinera de su gente, de los ibicencos, descendientes de los más bravos corsarios del Mediterráneo.


Tambien le vino a la memoria lo que constituía su timbre de honor. El 25 de abril de 1977 embarcaron Sus Majestades los Reyes don Juan Carlos y Doña Sofía y S.A.R. la Infanta Cristina, que salieron a la mar y navegaron en inmersión en aguas próximas a Cartagena, los cuales quedaron gratamente impresionados por su insólita experiencia vivida a bordo y no regatearon elogios al "COSME GARCIA".


"Babor y Estribor de Guardia", anunciaron los altavoces. Minutos antes el viejo Don Cosme había intercambiado un mensaje con el jovencísimo "GALERNA" (S-71) que precisamente ese día inauguraba la primera hoja de su primer cuaderno de bitácora. Era su primera salida a la mar. "Todo un símbolo", pensó el viejo submarino.


Cuando el "COSME GARCIA" metió caña para enfilar la entrada de Cartagena, todos los Remolcadores del puerto, tanto los civiles como los del Arsenal, evolucionaron a su alrededor con todas sus mangueras echando agua por los cuatro costados al mismo tiempo que todos los buques surtos hacían funcionar sus sirenas. Por la proa, sus finos hidrófonos detectaron los sones marciales de la Banda de Música del Tercio de Levante que le aguardaban en el muelle. El viejo "COSME GARCIA", que nunca fue presuntuoso, sino más bien modesto y tímido, al darse cuenta de que aquel acuático y sonoro zafarrancho era en su honor... se ruborizó ... 


E P I L O G O.


El 30 de septiembre de 1982 se celebró en Cartagena la ceremonia de despedida, por baja en la lista oficial de buques de la Armada, del Submarino "COSME GARCIA" (S-34). Para su último arriado de bandera formaron todas las dotaciones de los Submarinos que se encontraban en puerto, así como las de la Base y Escuela de Submarinos. Faltaron las dotaciones de sus dos hermanos, el "ISAAC PERAL" (S-32) que navegaba en aguas de Canarias con el Grupo Aeronaval, y el "NARCISO MONTURIOL" (S-35) que estaba realizando ejercicios con el Mando de Escoltas en aguas de Finisterre.

Asistieron al emotivo acto una representación de la ciudad de Benidorm, presidida por su Alcalde; sus antiguos Comandantes, el Capitán de Fragata Cheriguini -que fue el primero que lo mandó aqui en España- y el Capitán de Corbeta Couce; cinco de los seis Segundos que tuvo, todos sus Jefes de Máquinas y la mayoría de Oficiales, Suboficiales y Cabos que a lo largo de diez años habían formado parte de su dotación. Los últimos momentos del "COSME GARCIA" fueron para los hombres que en él había estado destinados. 


En un instante recorrió el libro matriz, recordando a los Capitanes de Fragata González-Aller y Cuquerella, antiguos Comandantes, ausentes por razones del servicio, hasta el último Marinero. Para este Submarino puntero que se llamó "COSME GARCIA", no quedó nadie en el olvido.


RELATO ESCRITO POR: Mariano Juan y Ferragut (Último Comandante del Submarino S-34 "COSME GARCIA"). ""




Pero lo siento tan mío que es como si lo contara yo, su historia... su vida... su retiro al fin. El tiempo que en él estuve embarcado hizo que aquello me gustara y aunque era un novato, poco a poco fuí aprendiendo de todo un poco... mis primeras experiencias en la vida militar. Lo único que siento es que en esa ceremonia de despedida no pudiera estar presente, por estar navegando en aguas saharianas, y de lo que me enteré más tarde.


Espero que la historia haya sido de vuestro agrado y hayais disfrutado un poco con este relato briográfico-marinero de un Submarino puntero.


Mi primer momento en el blog.

Hola a todos.

Como veis, acabo de aterrizar en esto. Es mi primera vez.  Si, lo confieso y por eso tengo miedo y también algo de timidez (en realidad soy, muy, muy tímido, lo confieso). Miedo y un poco de vergüenza al no saber que es lo que pensareis cuando empeceis a leerme o porque no lo haga bien del todo.

Quiero hacerlo bien, casi tan bien como lo estaba haciendo en el facebook, y que gracias a los ánimos y consejos que alguno me habeis dado, he conseguido embragar bien, meter la primera y pisar el acelerador pero con suavidad. No quiero ir deprisa, sino más bien despacio y con buena letra (aunque aqui no tienen el tipo de letra que a mi me gusta, ¡vaya por Dios!).

Esto es solo una prueba para ver como sale la primera publicación, ya que había llegado hasta aqui, pero no sabía continuar. Espero que de todos los que me leais o me sigais, seais comprensivos conmigo y con mis fallos y errores, pero también os pido que si sabeis de ésto más que yo (aunque solo sea un poco), pues que me aconsejeis, que me guiéis un poco y me advirtáis de los fallos que pueda tener, que si se puede, serán corregidos, sino al momento, si en cuanto haya lugar.

Espero que escribáis muchas críticas (me da igual si son malas, me ayudarán también) y que me comenteis vuestro parecer sobre este comienzo.

Ahora, realmente no sé como tengo que avisaros para que entreis aqui, pero seguro que lo averiguaré de un modo u otro.

Empezaré poniendo aqui, lo que ya he escrito en el facebook, para tenerlo guardadito, porque lo del Submarino y la Odisea de los Patines, son dignos de quedar guardados, vista la gran afluencia de visitantes que me han dejado sus valiosos comentarios. A todos vosotros.... gracias.

Como seguiré relatando, lo que fué mi "Gran Aventura" visitando el Polo Sur (no exactamente el Polo Sur, pero si sus aledaños, en el Archipielago de las Islas Shetland del Sur) en una navegación de 6 meses de duración, desde que salimos del puerto de salida en San Fernando (Cádiz) hasta nuestro regreso al mismo puerto. Con esto espero manteneros un poco entretenidos y deseosos de que llegue el siguiente capítulo.


En el poste kilómetrico que hay cerca de la B.A.E. "Juan Carlos I"



P.D. Os pongo esta foto, que es una de las primeras que me hice cuando pude bajar a tierra (¡¡Tierra Antártica, por las barbas de Nepturno!!) y de paso echar una mano en las descargas de material para el Campamento Militar que había al lado de la B.A.E. "JUAN CARLOS I".