lunes, 11 de marzo de 2019

DIARIO DEL VIAJE A LA ANTÁRTIDA ( X X I I I )

Día 01 de enero de 1990.

Con lo que se supone que serían las 12 campanadas en la Puerta del Sol de MADRID para despedir el Año Viejo, me ha tocado entrar de guardia, es decir, a las 12.00 de la noche y empezar el Año Nuevo trabajando... en la mar.

Comenzar diciendo que la guardia ha transcurrido tranquila (salvo los que estaban de fiesta por el interior del buque) y navegando rumbo a PUNTA ARENAS para la reparación del motor. De nuevo y por segunda vez, nos volvemos a enfrentar al Estrecho de Drake o Mar de Drake, a ver que tal se nos da el cruce de este Estrecho tan malo y con tan mala fama.


A las 04.00 horas he salido de guardia y dispuesto a descansar a gusto, pero todavía había gente celebrando el Año Nuevo y por lo que se veía y oía, se lo estaban pasando muy bien, aunque se veían a algunos "desfilando" para la cama, intentando guardar la verticalidad.


Durante el día, la navegación ha transcurrido normal, aunque se seguía notando la tensión por no haberse podido celebrar la despedida del Año, como nosotros habíamos pensado. Pero en fin, así son las cosas y así hay que tomarlas, aunque nos fastidie. Ahora solo nos queda esperar que poco a poco vayan cambiando a mejor. Así continuamos el día y la navegación; mañana esperamos estar frente al Cabo de Hornos, en la entrada de los Canales de Beagle, después de haber pasado el Mar de Drake, con relativa tranquilidad, respecto de lo que se esperaba de él.


Vista de la Isla Elefante, con la mar llana.

 Día 02 de Enero de 1990.

Hoy continuamos en la misma situación, pero con algo de viento (rachas de 25 y 30 nudos) y la suerte de que no esté muy duro el Paso del Drake, pero de todos modos, el barco se mueve lo que quiere, y eso se nota hasta durmiendo, porque cuando nos levantamos de cama, parece que nos hayan dado una paliza tremenda, de lo molido que le queda a uno el cuerpo, aunque ya en esto tenemos algo de experiencia (recuerdo la bajada que hicimos desde MONTEVIDEO a PUNTA ARENAS); y sin embargo cuando estás despierto, lo soportas mucho mejor y es más llevadera. Esto es lo que hace el navegar tanto y con tan distintos estados de la mar: ¡¡Llegas a soportar lo que no te crees!!

A las 05.00 de la mañana hemos llegado a la entrada de los Canales y hemos recogido a los Prácticos Chilenos que nos han de llevar hasta PUNTA ARENAS, previa escala técnica en Puerto Williams (un pequeño Destacamento Naval Chileno), donde llegamos sobre las 10.00 horas, para que el mando del buque y Expedición cumplimenten al Jefe del Destacamento. Mientras, el resto del personal, salimos en una excursión para conocer algo de este pequeño sitio, que casi se mantiene como hace muchos años; pero el paso de la civilización hace y deja su huella y se les nota un poco adelantados.

Recorrimos distintos sitios -de los pocos que hay- entre ellos, el Museo, donde pudimos ver como eran los primitivos habitantes de esta zona. Auténticos indios. Los indios ONA. Pudimos ver como era su tipo de vida, diversos objetos encontrados como puntas de lanzas, flechas, las canoas en las que viajaban... en fin, restos de como era esto antes de que la primera civilización llegara a estos parajes. La verdad es que fue muy instructivo y bonito, porque nunca piensas en que vas a ver los auténticos restos de los nativos de esta zona tan austral, e incluso todavía vive el último descendiente ONA puro, que es ya una persona muy mayor y se gana la vida haciendo tallas de madera y cosas características de su raza, vendiéndolas a los pocos turistas que de vez en cuando, vienen por aqui.

Visita al pequeño Museo de Puerto Williams.




Después estuvimos en el Centro Comercial, donde solo habían 4 ó 5 tiendas, del mismo tipo que las del "Far West", con sus aceras de madera, verdaderamente se veía muy típico, pero no pudimos hacer ningún tipo de compras porque todas estaban cerradas por balance (?).

A las 13.15 volvimos a bordo, porque a las 14.00 zarpábamos rumbo a PUNTA ARENAS, para llegar y descansar, y así continuamos hasta que llegamos a la altura de USHUAIA, donde nos salió al encuentro una Patrullera Argentina, con la que previamente se había concertado una maniobra de acercamiento para hacerle entrega de un paquete para el Almirante de la Zona del Área Austral, ubicado en USHUAIA; y fue una verdadera demostración ver como el buque -mucho más pequeño que el nuestro- levantaba la proa, de tal manera que parecía que iba a dar la vuelta. El caso es que no había mucha mar, pero si viento y de proa, con lo que el movimiento de la citada Patrullera, parecía de locos y con gran peligro para el personal que se estaba asomando a la cubierta. Por lo peligroso que estaba resultado la maniobra, el mando decidió que se suspendiera la operación y que la entrega se haría a la vuelta, cuando recaláramos de nuevo en su puerto. Y con este hecho, merecedor de ser contado, ya que nos mantuvo en vilo a más de uno mientra duró, finaliza este día.

Día 03 de enero de 1990. 

Hoy continuamos navegando por los Canales y ya nos queda menos para llegar al puerto de Punta Arenas. Verdad es que estamos deseando pisar puerto y salir para airearnos un poco, que buena falta nos hace, porque desde que salimos el día 27 de noviembre de Ushuaia, no hemos visto civilización alguna y todos la ansíamos, pero no por eso desechamos el tiempo que hemos vivido y pasado en la Antártida.

Con un paisaje totalmente blanco a mis espaldas.
Por la mañana, nos cruzamos con un Remolcador de Altura, de nacionalidad chilena, que llevaba a bordo al insigne científico francés Jacques Ives Cousteau, y por medio del radioteléfono, nos mandó un efusivo saludo y suerte en nuestras próximas navegaciones, lo que fue contestado por nuestro Jefe de Agrupación.

La verdad es, que para mi, personalmente, hubiera sido bonito poder estar cerca de este hombre y saludarle personalmente, pero solo nos hemos cruzado con él, en la mar. Mala suerte, Antonio. Hubiera sido un verdadero y auténtico honor y placer poder compartir con él unos minutos de nuestra vida.

Continuamos la travesía a lo largo de los Canales Fueguinos (también se les conoce así), pensando en que mañana estaremos, ¡¡por fin!!, en puerto.

Día 04 de enero de 1990.

Hoy amaneció el día un poco nublado y con la mar de popa, asi que mejor que mejor, porque de esta manera el viento nos empuja y nos da un poco más de velocidad, o acaso es que nos parece realmente que llevamos más velocidad por las ansias que tenemos por llegar y pisar tierra firme. En fin, lo que sea, pero si es verdad que ibamos más rápidos, por lo que hay que pensar que posiblemente el barco también está deseando llegar y que le curen ese mal que tiene en sus entrañas (léase: en las máquinas) y poder descansar amarrado en un muelle.

Transcurrió el resto de la singladura, normal y viendo ya a la gente vestida de paisano, preparados para saltar a tierra en cuanto se pusiera el portalón. Pero estos eran los científicos de la Expedición (que además algunos se quedaban aqui para el regreso a España, vía aérea), porque nosotros, la dotación, tendremos que estar uniformados hasta el momento en que se autorice la salida de francos a tierra.

Llegamos a puerto, felices y contentos, y allí nos encontramos al "World Discoverer", el buque con el que coincidimos en la salida de la Isla Decepción, y según estábamos atracando, ellos salían de nuevo a la mar, porque para eso es un buque de pasaje y turismo.

Amanecer en el Canal Beagle.
En el muelle nos estaban esperando los científicos que llegaron aqui a bordo del  ARA. "Almirante Irizar", y tambien a nuestro amigo y compañero Antonio "El Electrónico", que al final y a pesar de las predicciones hechas sobre su recogida, ha tenido que pasar la Nochebuena, Navidad y Año Viejo aqui en Punta Arenas, solo y sin nadie con quien celebrar estas fechas tan señaladas para todos nosotros, aunque mirándolo bien, seguro que no lo habrá pasado tan mal como nosotros, pero lo que no ha tenido seguro, es el calor humano que hubiera compartido con los amigos de a bordo. Aunque de una cosa si estamos seguros: No habrá estado solo ni abandonado. Las autoridades militares se encargaron en todo momento de que estuviera arropado y con compañía para que no se sintiera solo en un lugar extraño, aunque lo conociera algo, pero no es lo mismo.

También había un señor que al presentarse, dijo que era el Mecánico Especialista que había venido desde Las Palmas de Gran Canaria, para hacer la reparación del motor. Y esa es otra novedad con la que nos encontramos. Nos hemos quedado sin poder meter el barco en astillero, no había sitio. Asi que la reparación se tendría que hacer atracados en el muelle en el que ahora estamos atracados. Pues este Mécanico, viene de los Astilleros Canarios S.A. (ASTICAN) y ha venido porque es conocedor a la perfección y al mínimo detalle de los dos motores de nuestro barco. Por lo que se había tomado la decisión de hacerle venir hasta aqui y de esa manera no tendríamos que interrumpir la Campaña Antártica.

En cuanto le dieron la bienvenida, se cambió de ropa y se puso manos a la obra con los Mecánicos de a bordo, y asi estará hasta que lo repare, que por boca suya sale..."no hay ningún problema, estaré el tiempo que haga falta para repararlo por completo."

En cuanto se tocó retirada, todo el mundo se cambió, la salida por parte de todos nosotros fué masiva, y poco a poco fuimos desembarcando en grupos para empezar a ver el "ambiente", que estábamos deseándolo respirar desde hacía.... ¡¡ufff!!, ¡¡ni se sabe!!.

Yo salí con los dos Radios: Juan y Abel, lo que casi se ha convertido en práctica en cada puerto que hemos tocado, lo mismo que otros salen y tambien en grupos y son siempre los mismos. Fuimos paseando tranquilos y sin prisas, haciéndonos a la idea de que ya no teníamos el movimiento del buque en nuestro cuerpo, hay que acostumbrarse a caminar derecho, sin tropezones y sin tener que agarrarnos a ningún sitio. Y así lo hicimos, porque como no nos esperaba nadie y no teníamos fijado ningún plan. Pero, lo primero es lo primero y fuimos a cambiar dólares por pesos chilenos (otra moneda más a la que llamamos "pichiqueiros"), y después de esto, a recorrer los pocos sitios que conocíamos de la estancia anterior, así estuvimos en la cafetería "Garogha", que es o debe ser la cafetería más moderna y actual que hay aqui, porque tiene un ambiente tremendo, y siempre está llena, además que hay una variedad de féminas increíble, y claro, después de tanto tiempo sin ver a una mujer, los ojos se nos iban detrás de la primera que pasaba por delante de nosotros.

Allí nos encontramos casi con toda la Agrupación, distribuidos en distintas mesas, pero practicamente se podría decir que teníamos copado el local. Después de estar un buen rato y departir con los compañeros, nos fuimos a otro sitio; ese se llama "Borsalino" y es una especie de sala de fiestas, pero en pequeño. Había ambiente y por lo menos se podía bailar y escuchar música, además de poder tomar unas cuantas copas. Hasta bastante tarde estuvimos, pero nos regresamos al barco, porque no era cuestión de despreciar el anhelado descanso sin notar el barco en movimiento, y sin relevo de guardias. De verdad lo digo: nos hacía falta un buen descanso. Asi que nos volvimos disfrutando del paseo y de la agradable noche que hacía. Mientras íbamos comentando cosas que habíamos ido viendo desde que salimos del barco.

Día 05 de enero de 1990. 

Hoy nos hemos levantado cada uno a la hora que quiso, de los que dormimos a bordo, porque los hubo que llegaron a las 08.00 de la mañana, pero dispuestos a funcionar, y el caso es que hoy no funcionó casi nadie, por la sencilla razón de que no habían tareas que hacer, por lo que nos dieron el día de descanso.

Yo estuve imprimiento unos papeles en el ordenador y luego me dedique a sacar toda la ropa sucia que tenía, al igual que el resto de los compañeros, para aprovechar y llevarla a una lavandería de la calle, ropa de faena, chaquetones, ropa de cama, ropa interior, ropa de paisano... y después de comer, una buena siesta para reponer fuerzas y estar listo para salir por la noche de nuevo, a divertirnos... sin pensar cuando tengo que entrar de guardia, y si me voy a dormir ya o espero un poco más.

Abel y yo fuimos de compras por encargo de nuestro Segundo, los típicos regalos del día de Reyes, porque eso no se podía perder; que menos que en el barco, aparecieran los Reyes Magos, porque yo no se como pensarán muchos, pero de momento sigo creyendo en la magia tan especial que tiene este día. Y aqui, no conocen esta tradición, conocen la de Papá Noel, pero aqui es "El Abuelo Pascuero".

Pues eso, que nos fuimos a la Zona Franca, que es donde está la zona comercial, el área donde su masifican todos los comercios y lugares de expansión y diversión, fuera del ambito de la ciudad en si. Estuvimos mirando y mirando por todos los comercios, para ver que es lo que podríamos comprar pensando en cada uno de los componentes de la dotación; nada en particular, ya que lo que importaba era el detalle, ya que nadie se esperaba que estando en la situación que estamos, con el buque averíado, recién llegados a puerto, "destrozaicos" de cansancio y pensando solo en divertirnos mientras estemos en Punta Arenas.

Impresionante iceberg.
Una vez que tuvimos las compras hechas, nos volvimos al barco, para dejar la carga bien guardada, que no levantara sospechas de ningún tipo y así la sorpresa sería aún mayor. Mañana, que es el Día de los Reyes Magos, se harán los regalos según vaya apareciendo el personal por el Comedor, sin que haya nadie elegido para ello, imaginamos que lo hará el Comandante y el Segundo Comandante, que son los mandos, pero sin disfraces ni pelucas ni barbas postizas, no ha dado tiempo de preparar nada de eso, ni siquiera cuando todavía estábamos en tierra española.

Después de esto, estuvimos en el mismo plan que anoche: tomando unas copas en distintos sitios, alternando con la gente que nos encontrábamos, que casi todos eran compañeros y expedicionarios, y recorriendo los lugares más típicos de la ciudad. Asi estuvimos hasta que nos empezamos a cansar de tanto caminar, y tomamos la decisión de volvernos al barco, además yo estaba de servicio al día siguiente y no quería llegar muy tarde para que por la mañana no se me pegaran las sábanas.

Día 06 de enero de 1990. 

Hoy es dia de fiesta, porque es... ¡¡el Día de los Reyes Magos!!. ¡¡Cuanto me acuerdo de estas dos fechas, disfrutadas en mi barriada cuando aún era un chavalito joven y empecé ejerciendo de paje y después de Rey. ¡¡Que recuerdos tan bonitos!!.

Sin embargo, aqui, en Punta Arenas, lo celebran de manera diferente, porque no tienen la tradición que tenemos nosotros en España. Aqui, como ya he dicho anteriormente, se le conoce por "El día del Abuelo Pascuero". En España, todos los niños -pequeños y no tan pequeños-, se habrán levantado corriendo de la cama con la ilusión de ir corriendo al salón de casa para ver que regalos les han dejado por la noche su Rey favorito: Melchor, Gaspar o Baltasar. Y seguro que todos se habrán llevado su alegría o su pequeño disgusto, porque no le han traido lo que deseaban o pideron, pero a lo mejor si le han dejado otra cosa que también les hacía mucha ilusión.

En el barco... no. En el barco he sido yo el que ha hecho de Melchor, Gaspar y Baltasar (porque asi me lo pidió el Segundo), y según he viendo levantarse al personal y llegar al Comedor para desayunar, les he ido entregando a cada uno su regalito (que no viene al caso contar que ha sido, sino que, lo que realmente cuenta es el detalle de que se viva este día y no perdamos la tradición), y hemos podido ver, que en la cara de cada uno se refleja la sorpresa, alegría e ilusión por el regalo recibido; incluso he ido a la cama de los que todavía estaban durmiendo y les he puesto su regalo al lado de la almohada, y claro, cuando se han despertado se han llevado una agradable sorpresa, pequeña sorpresa al fin y al cabo, pero se trata de eso: de tener un detalle con el que no se cuenta.

Pues aparte de esto, no ha habido mucha celebración. El personal ha seguido desayunando lo que le apetecía, comentando y haciendo chistes sobre el "regalito" de Reyes y después cada cual ha ido saliendo a tierra; cada uno a lo suyo: a comprar, de paseo, a fotografiarse en lugares típicos, a comer, etc., etc.

De todos modos, nos acabamos viendo todos en la cafetería "Garogha", ya que tarde o temprano, nos apetece un poco de compañía y tranquilidad, y mientras te tomas unas copas, pasas un buen rato entretenido, con tus compañeros y también con la gente del lugar.

Aqui solo nos hemos quedado el personal de guardia, y mejor que mejor, porque así no tenemos jaleo en el barco y estamos más tranquilos. Casi todo el personal está en tierra, y el que quede a bordo todavía, estará a punto de salir. En nada de tiempo, nos quedamos a bordo, solo el personal de la guardia.

De esta manera ha transcurrido el día, sin nada notorio que contar. Solo que yo, personalmente, si me he acordado bastante de este día de Reyes (como he comentado al principio de este día), tan distinto a otros que he vivido, que para mí aún es mágico, y aunque en muchos sitios vaya muriendo, sigue teniendo ese encanto tan especial que es muy dificil de explicar, pero que te pone cándido y cariñoso con los que te rodean, y hasta tú mismo te vuelves niño por unos momentos y anhelas ser como los pequeños. Y yo lo siento así, porque lo he vivido desde niño, y porque con el paso del tiempo he llegado a ser Rey Mago durante unos años, y eso te hace ver muchísimas cosas y sobre todo, que es lo más importante, te mantiene viva la llama de la Magia del Día de Reyes.

En esta fecha acabo con los relatos, hasta el día 14 en que volvamos a reanudar la Campaña Científica, con nuevo personal científico que componen lo que es la Segunda Fase de la Expedición Antártica.
No es la Luna, es el sol de noche.