lunes, 21 de marzo de 2011

DIARIO DEL VIAJE A LA ANTÁRTIDA ( X V ).

Glaciar Jhonnson, cerca de la BAE "Juan Carlos I".


Día 07 de diciembre de 1989.
""En el día de ayer se efectuó la descubierta en Bahía Falsa y Bahía Walker. En Bahía Walker se localizaron posibles asentamientos para el Destacamento y los accesos a Punta Barnard, con vistas al asentamiento de un trisponder en los trabajos hidrográficos. Se encontró que las playas en la Bahía Falsa estaban, frecuentemente, amenzadas de alud, pero utilizables. En Bahía Walker se localizó un posible asentamiento en la zona interna de Punta Hannah, resguardada y de fácil acceso. En Decepción, el Destacamento ha cubierto aguas en la instalación semirígida y en Livingston han quedado instalados los contenedores...
... El equipo de Buceo cooperará en las operaciones con embarcaciones menores y tratará de efectuar una inmersión autónoma al finalizar estos trabajos"".

Bueno, de nuevo estoy en la guardia desde las 04.00 horas de la mañana, y aproveché el tiempo para trabajar en el ordenador, para hacer un listado de los análisis de sangre y orina que se han ido haciendo durante estos días a 20 componentes de la Agrupación (entre personal de dotación y de la Expedición), y así estuve con el Oficial de Guardia hasta las 08.00 horas de la mañana en que salimos de guardia, por lo que ésta se nos pasó algo entretenida, y gracias tambien a que tuvimos una mar muy tranquila. Bajamos a desayunar y después de un rato de charla con los que por allí aparecían, volvimos enseguida al Puente, de nuevo para seguir trabajando, aprovechando que estamos despejados, en ello estuvimos hasta las 13.00 horas en que pudimos acabar.
Una foca descansando plácidamente.
En el transcurso de la mañana, no paré de "faenar" con la "máquina" (léase:ordenador) y comentaba el Comandante, entre las risas de todos los que habían en el Puente. "...Como sigas así, vas a terminar majareta perdido, y si no... ya lo veremos".

Por la tarde, me permitieron dejar la guardia de fondeo, para ir a una excursión a tierra, en la que participábamos Txo, Andrés, Manolo Carro, los Marineros Llamusí, Alvarez y Daroca, y por supuesto... yo. La excursión planeada por Txo y Andrés, era a Playa Argentina, al otro lado de la montaña donde se encuentra la Base Española, por lo que había que subir toda la montaña y después bajarla, para llegar a la citada playa.

Empezamos la escalada del monte que tiene una altitud de 171 metros, pero que estaba completamente nevado. A las primeras de cambio, se notaba lo pesado que es andar sobre la nieve y más si te llega a la altura de las rodillas, y más aún si estás subiendo un monte. Llegamos a una cima que yo creía era el tope, pero cuando estábamos en lo más alto, descubrí que todavía había que seguir trepando más monte, claro, como todo estaba blanco, no se distinguía el punto al que teníamos que llegar para hacer la bajada.

Más tarde, llego el descenso y por ese tramo, descubrimos la playa al fondo, donde se distinguían los pingüinos y una gran manada de elefantes marinos. La verdad es que la vista panorámica era preciosa y como fondo se veía algún que otro pájaro sobrevolando la zona, pero simplemente porque cerca del lugar por el que descendimos se encontraban los nidos de estos pájaros, y lo único que hacían era vigilar su "domicilio", por si intentábamos algo contra ellos.

Pues empezamos el descenso -que no era nada peligroso, pero si había que tener cuidado- haciendo zig zag, e incluso dejándonos caer de culo cuesta abajo, ¡y qué velocidad cogíamos...!. Ya en la playa, empezamos a notar un fuerte olor, nauseabundo; un olor que flotaba en el aire y no era el mismo aire que habíamos respirado antes de bajar. En esto que Txo y Andrés (que ya estuvieron aqui en la Campaña anterior), me comentaron que era debido a los bichitos con que se alimentan: el krill. Que es una especie de camarón, pero más pequeño que éste y con unos ojos muy saltones. Bueno, pues que debido a la gran cantidad de deposiciones que hacen los pingüinos, el resultado es el "aroma" que impregna toda la playa, a lo que tenemos que unir el olor que nos llega desde la manada de elefantes marinos.

Frente a la manada.

Podíamos ver el agua putrefacta que allí se encontraba en pequeños charcos. Estuvimos observando a los pingüinos y como si nada, ni se inmutaban por nuestra presencia, estaban a lo suyo: empollando sus puestas de huevos. Y no se preocupaban de otra cosa que no fuera su deber y obligación, aunque eso si... estaban muy al tanto de lo que hacíamos nosotros y no nos permitían acercarnos mucho, porque enseguida se ponían a graznar como condenados, alertando a toda la colonia que habita en el lugar.

Me produjo mucho curiosidad, ver como tienen formados los nidos, porque parece que están empollando los huevos sobre un sol, me explico: Se fabrican su nido a base de piedras, en forma de círculo, y una vez se ponen a empollar, cada vez que defecan, lo hacen de tal manera, que las heces cuando se sacan por la acción del sol, va dejando el rastro alrededor del nido, de manera que parecen los rayos que salen del sol (como cuando los dibuja un niño pequeño), y como digo al principio, da la sensación de que están empollando encima de un pequeño sol. Aunque pueda parecer una tontería, es un detalle muy curioso, que nunca antes había visto.

Más abajo, en la playa, se encontraba la manada de elefantes marinos, de unos 40 o 50 ejemplares, con solo dos machos enormes, pero separados porque no pueden convivir juntos, y uno de ellos es el jefe del clan; el otro está a la expectativa, esperando la oportunidad de poder quitarle alguna hembra, e incluso de retarle a combatir para quitarle la manada. Si esto sucede, se puede presenciar una terrible lucha, una auténtica lucha entre pesos pesados... auténticas moles de grasa con comillos que golpean al contario en el cuello, en la cara... donde pueden, hasta que el más débil tiene que salir pitando de allí, si no quiere quedar como pasto de las aves carroñeras, que también suelen merodear por estos sitios en busca de algún cachorrito indefenso o de algún pingüino herido e indefenso. Y si tiene suerte, en el mejor de los casos, puede montar a alguna hembra que se haya separado un poco de la manada, pero pendiente de que no lo vea el jefe del harén.

Estuvimos haciendo fotos, acercándonos a ellos e intentamos provocarlos para ver como reaccionaban, y desde luego era impresionante, porque sin llegar a atacarnos, hacían solamente el amago y desde luego apabullaban bastante. Menos mal que estábamos todos a cierta distancia, menos el provocador. Es muy normal esta acción, porque lo que tratan es defender sus posesiones y su territorio, e impedir que nadie que no tenga su beneplácito, se acerque allí.

Después de estar un buen rato, decidimos emprender el regreso hacia el barco, y esto fue lo más divertido, porque en vez de subir como bajamos, lo hicimos en línea recta y era impresionante escalar por una pared casi vertical, pero se subió y a mi "me pegaron la gran corrida", porque mientras ellos descansaban, yo estaba subiendo todavía el último tramo, de tal manera que cuando llegaba junto a ellos, emprendían la marcha y no me dejaban descansar, asi que me dí el gran palizón, pero resistí y pude estar a su nivel, a pesar de que me faltaba el resuello.

Por fin llegamos a la playa de la BAE y nos recogió la zodiac; regresamos a bordo y lo primero que hice fue darme una buena ducha y meterme en cama para descansar... ¡¡estaba muerto de cansancio... agotado totalmente!! ¡¡Vaya paseíto que me he dado después de tanto tiempo sin moverme tanto!!.
Elefantes marinos: dormitando todas juntas.
Día 08 de diciembre de 1989.
""Fondeados frente a la BAE "Juan Carlos I". Se probó el sistema "sparker", quedando pendiente de puesta a punto los registradores. Se está probando el sistema multiparamétrico y el magnetómetro remolcable está pendiente de conexión al cable de remolque y prueba general de funcionamiento... Como norma de trabajo, la Agrupación suspenderá automáticamente la actividad hidrográfica y científica en bote, a partir de vientos de 25 nudos"".

Hoy tengo que decir, antes de comenzar este nuevo relato, que mi compañero José Ramón Bravo, ha insistido en que haga constar aqui lo que le ha sucedido, que puede ser una anécdota más: él dice que ha sido una cosa graciosa, y puede que si, porque cada vez que le miramos a la cara, nos entra la risa. Resulta que hablando entre nosotros, hay uno que es el que corta el pelo -y no soy yo- y se da buena maña cuando lo hace: este es Andrés, el Maniobra. Bravo comentó que se quería cortar el pelo y la barba, y cuando pude bajar del Puente, me dijeron "...pasa por los aseos, que está ocurriendo algo digno de ver, y no te lo puedes perder".
 
En efecto, allí estaba Andrés "tomándole el pelo" a Bravo, ya "le había tomado la barba", y claro, yo no comenté nada, sino que me metí en uno de los W.C. y allí solté unas carcajadas tan fuertes que hicieron reir a todos los que estaban fuera viendo el pelado. Durante tres o cuatro veces, me asomé y repetía la maniobra de la risa, hasta que lo dejamos. Pero tenía la misma cara que el "Bonifaz, el Caco", famoso personaje de los antiguos comics del TBO.
Irritándolo un poco para que se levante.
Cuando apareció por el Comedor, tambien hubo unas cuantas carcajadas, y los típicos "te pareces a tal", "pareces un-no-sé-qué", "me recuerdas a...", luego apareció Manolo Valverde de igual guisa; y bueno... pues sucedió más de lo mismo. Pero más tarde apareció Carlos Wait, idem de idem, y pensamos que esto era algo premeditado, que lo habían planeado entre ellos -yo por si acaso, no abrí la boca; no vaya a ser que me cojan a mi y me hagan lo mismo, de eso nada. Yo estoy muy contento con mi barba y mi pelo-. Formaban "El Trío de Los Calvos".
Y contado esto, vamos a continuar escribiendo la crónica de hoy para llevar esto al día, que a lo mejor hasta se hace un poco pesado, pero para mi es muy importante, narrar más o menos lo que me sucede -a mi y a todos, incluido el barco- en el día a día en esta gran aventura y experiencia. Si no lo llevas al día, se pierde el hilo, se te olvidan cosas y detalles y así no hay manera de hacerlo bien.

Hoy es otro día más de fiesta... en España, claro, porque aqui se sigue el "Calendario Antártico": ni sábados, ni domingos ni días festivos. Pero es otro día menos de estancia, para la vuelta a casa. Amaneció bien, pero por la tarde empezó a levantarse viento, que de momento no preocupaba. Eran rachas de 15 a 20 nudos, pero había que estar vigilantes pues sabíamos por los partes meteorológicos de Norfolk (EE.UU.) que había una gran borrasca que estaba muy cerca de nosotros, aunque estábamos bien guarecidos.

¿Tendrá hambre...?
Hoy llamé a casa de mi hermano (como ya había avisado hacía unos días atrás) para felicitar a mi cuñada en el día de su Santo. Y me tiré mi hora de espera, porque no había manera de contactar con ellos, ya que las dos últimas cifras que daba del número, era las de mi teléfono de casa. Hasta que me di cuenta y por fin pude hablar con ellos, casi al límite del tiempo que teníamos establecido para las llamadas. Pude hablar con ellos y les dió mucha alegría, por supuesto que a mi también, claro, me entró mucha "morriña" al pensar que todos estaban allí reunidos, celebrando la fiesta, y yo aqui, en la Antártida, sin celebración alguna. Bueno, esto le he pedido yo, porque lo quería, y no tengo que quejarme en absoluto, asi que, como decimos todos por aqui después de ver la película de Rocky... "¡¡NO HAY DOLOR!! ¡¡NO HAY DOLOR!!", frase que ya la hemos hecho nuestra para superar los momentos duros y dificiles.

Me quedé despachado y a gusto hablando con los míos y bajé al Comedor; a las 20.00 horas entré de guardia, y el viento arreciaba bastante con rachas ya de 35 a 40 nudos, por lo que el barco quedó con la cadena totalmente tendida (unos 216 metros, que son 8 grilletes en el escobén -sitio por donde sale la cadena hacia el agua-) y borneando bastante, pero sin llegar a garrear, es decir, sin perder el punto de agarre al fondo marino donde se encontraba trincada el ancla.

De todas formas, en el Puente había preocupación por si arreciaba más el viento y se llegaba a garrear, porque estábamos bastante cerca de tierra, por lo que el peligro puede ser grave. El Destacamento de Decepción contactó con nosotros por radio y estimaban que por allí soplaba el viento con fuerza de 70 nudos, aunque era una estima muy "a ojo de buen cubero", porque no tenían anemómetro alguno para medir la velocidad del viento. Se quedó en contactar de nuevo por si había alguna novedad de importancia, e ir de inmediato en auxilio del personal que allí se encontraba.

Continuó la noche con el viento soplando fuerte y que se mantenía entre los 50 y 60 nudos, y yo salí de guardia... ¡para descansar!. Mañana será otro día, si Dios lo permite, la Virgen del Carmen nos sigue acompañando y... no tenemos que levar de madrugada, que sería lo más normal que sucediera. En fin, intentaremos tener felices y tranquilos sueños... si es posible.

Pues parece que se enfadó un poco....








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