viernes, 25 de marzo de 2011

DIARIO DEL VIAJE A LA ANTÁRTIDA ( X V I ).

El comienzo del glaciar "Jhonnson" en Bahía Sur, Livingston.



Día 09 de diciembre de 1989.
""Una baja presión, profundizándose, está atravesando el Drake en su zona Central. Esto ha provocado una situación meteorológica que ha impedido la actividad científica programada en la mar, durante el día de ayer. Se han alcanzado al amanecer vientos entablados de 50 nudos con rachas sobrepasando los 60 (entre 80 y 100 kms/hora), aguantados en el fondeadero sin garreo apreciable. Los vientos han sido de componente NE. Actualmente la tendencia barométrica es lentamenta a subir previéndose una mejora del tiempo a lo largo del día.
... Las instalaciones de los Destacamentos en tierra, han aguantado el temporal y practicamente quedarán listas para su uso en Livingston en el día de la fecha. En Decepción informan haberse superado 70 nudos y haber aguantado las instalaciones sin novedad. 
...Una vez mejore la meteorología se pretende continuar los trabajos en la zona apoyando la hidrografía. El buque efectuará toma de muestras y pruebas del equipo oceanográfico en la mar, operando en el entorno de la BAE...""

Por la mañana, al entrar de guardia a las 08.00 horas, seguía soplando el viento, pero con menos intensidad; de todas maneras ha habido quien se ha pasado toda la noche de guardia en el Puente por la preocupación que existía, aparte de los Oficiales de Guardia, que se turnan, por supuesto, así como nosotros, los Supervisores.

Durante el día ha estado el viento muy variable, lo mismo bajaba a 20 nudos, que de golpe y porrazo subía a 40-50 nudos, por lo que se suspendieron todas las actividades previstas para el día. Y para contrarrestar esta vagancia obligatoria, nos hemos desquitado comiendo pata de cerdo al horno, canelones y piña natural de postre, que para esto, el Maestro Lubina, se las pinta solo.

Bahía Sur, en Livingston.
Por la tarde, se hizo algo de trabajo, pero muy poco, como transportar unos bidones de gasoil a la BAE como apoyo logístico y otro al Destacamento del Ejército. Más avanzada la tarde, arreció un poco más el viento, pero ya cuando se había terminado el barqueo, por lo que inmediatamente se izaron las embarcaciones y todo el mundo estaba a bordo, menos el personal que está en tierra.

También se echó al agua el multiparamétrico a una determinada profundidad para medir la salinidad, temperatura, oxígeno, velocidad del sonido, profundidad y otras cosas más, del agua que nos rodea.

Vimos en el glaciar que tenemos enfrente de nosotros -el glacial Jhonnson-, un desprendimiento de hielo y pudimos apreciar el color azul vivo que tenían las vetas que quedaban expuestas al aire. Esto se puede ver a lo largo de todos los glaciares que tenemos a la vista, sobre todo en uno, larguísimo él, que parece la costa de otra isla frente a nuestro fondeadero, pero no es ni más ni menos que la continuación de la Isla Livingston.
Por lo demás... nada. El viento amainó un poco y salí de guardia a las 20.00 horas. Cené bien y pronto me fui a la cama, para poder descansar y levantarme para la guardia de alba bien fresco y preparado para los que nos espere el día siguiente.
Enormes grietas en el glaciar "Jhonnson".

Día 10 de diciembre de 1989.
""Dado el cariz favorable de la meteorología, se pretende trabajar en la triangulación de apoyo hidrográfico hacia Walker, Ereby, Bahía Falsa; con prioridad. Apoyados por las embarcaciones menores. En tierra, el campamento de Livingston ha iniciado sus actividades y en Decepción el despliegue local de equipos.""

Bueno, pues aqui estoy de nuevo, en la guardia de alba. Y cuando entré había un viento muy fuerte, había arreciado bastante, con rachas de 30 a 35 nudos y por supuesto, estuvimos más vigilantes que hasta entonces, por si el barco garreaba y había que levar de inmediato. 

Según pasaba el tiempo y el viento bajaba en intensidad, empezó a nevar suavemente; que bonito se veía caer la nieve casi como si fuera agua, se notaba claramente la nevada que caía, y por momentos la nevada se iba haciendo cada vez más fuerte y los copos más gordos. Podíamos ver, como poco a poco, la playa de la BAE se iba tornando de color blanco, y como el barco en sus partes de color anaranjado, se iba vistiendo de blanco; también las embarcaciones, cambiaban su color negro por el blanco; las amarras -o estachas- iban acumulando la nieve sobre sí, los cables de las antenas también se tornaban blancos... de repente, era todo tan diferente... que cuesta un poco contar todo lo que vas sintiendo en ese momento, porque te sientes parte de toda esta naturaleza que te rodea.
En plena nevada.

En el Puente seguíamos vigilantes a los hielos, a los vientos, a la cadena del ancla, a la imágen del radar que nos decía si seguíamos anclados en la misma posición (teniendo como referencia, dos puntos determinados de la Bahía). A cada hora (y esto se hace en todas las guardias), había que tomar nota de la velocidad del viento, la temperatura, el consumo de combustible y agua... Pero teníamos nuestros momentos de charlas y la compañía de la música y... ¡nada de frío!, estamos con una buena temperatura en el interior del Puente, mientras fuera sopla que da gusto el viento helado; asi se nos fue pasando la guardia. Cuando salimos de guardia lucía el sol y daba la impresión de que iba a calmar, pero se mantuvo así todo el día, por lo que las distintas guardias seguían vigilantes a los borneos que hacía el barco (movimientos que hace el barco aproando siempre hacia el viento, sobre el punto en que se encuentra fondeado) y comprobando de continuo la distancia que manteníamos con tierra; los islotes Raquelia y Punta Polaca, eran nuestras referencias en cuando al punto de fondeo. 

A las 14.00 horas, cuando volví a entrar de guardia, me di cuenta que estábamos navegando, es decir que dormí profundamente. Debió suceder que el barco garreó, porque de lo contrario no hubiéramos levado. Asi que ahora mismo, nos encontramos cerca de las dos embarcaciones que habían salido para hacer hidrografía y oceanografía, porque se supuso que lo estarían pasando mal con esta mar que hacía, y había que reembarcarlos sobre todo por precaución.

Estuvimos navegando a lo largo de la Bahía, para ir capeando el temporal que había, y esperando que los científicos acabaran con su labor, para recogerlos y embarcarlos.

Asi ocurrió, a eso de las 17.00 horas, buscamos un sitio más o menos socaireado -es decir, protegido del viento- para poder izar las embarcaciones y al personal que iba en ellas, y continuamos navegando.

Cuando subieron a bordo, estaban tiritando de frío, traían las caras desencajadas y apenas hablaban. Después, cuando se hubieron cambiado de ropa y hubieron entrado en calor, nos contaron que lo habían pasado bastante mal, porque había mar muy gruesa, pero que no podían dejar el trabajo a la mitad y aparte de eso, tampoco se podían acercar al barco con ese temporal (hubiera sido algo peligroso), pero que temían mucho que se les hubiera parado el motor de la embarcación, ya que con la mar que hacía y sin gobierno en la zodiac, hubiera sido peligroso para ellos... si,  bastante peligroso. Los Jefes de la Agrupación decidieron que cuando se levantara la mar o el viento lo más mínimo, suspenderían de inmediato los trabajos que se estuvieran haciendo.

Acabo la crónica de hoy, diciendo que uno de ellos -Teniente de Navío de la Armada-, conocido popularmente en el barco por muchos sobrenombres que el mismo se pone, muy amigo de todos y una persona muy dicharachera, estuvo bastantes horas sin abrir la boca, preocupado exclusivamente en gobernar la embarcación, y en él, eso es cosa poco habitual -el mantener la boca cerrada durante tanto tiempo-, ante el temor que había sentido por si el motor de la embarcación fallaba.
Empieza a nevar fuerte.

¡Ah!, decir también que hoy he vuelto a tener comunicación telefónica con mi familia, y no se puede imaginar lo gratificante que resulta oir las voces de los tuyos a tantos kilómetros de distancia, ¡¡nada más y nada menos, que a 12.381 y en línea recta!!.

Muchas veces, se queda uno pensando en lo que estarán haciendo allá, en España, cuando tu les llevas cuatro horas menos de diferencia horaria.

Día 11 de diciembre de 1989.
""Durante toda la noche se ha permanecido fondeado frente a la BAE aguantando un temporal muy duro del ESE. La situación meteorológica está gobernada en el áerea de la Península Antártica, Drake y Patagonia por una baja presión de 967 milibares centrada en el Drake Norte moviéndose hacia el Mar de Wedell.
... La presión ha bajado continuamente durante la noche, alcanzándose rachas huracanadas de más de 70 nudos en el fondeadero y superiores en el Destacamento de Decepción.
Lo anterior ha hecho garrear el barco fuera del fondeadero adoptándose la decisión de salir a la mar y capear socaireado por la costa en aguas abiertas. Se espera que el viento amaine en 24 horas, rolando hacia el SW. Dependiendo de la meterorología, se reanudarán los trabajos científicos en la zona.""

Hoy nos hemos tirado toda la mañana y parte de la tarde navegando a lo largo de Bahía Sur, y viendo como el tiempo amainaba bastante, incluso nos llegamos a quedar parados y al garete, pero apenas nos movíamos del sitio en el que estábamos, mecidos solamente por el suave oleaje que nos empujaba, pero muy poco; por la tarde, decidió el Sr. Comandante acercarse al fondeadero para ver como soplaba allí el viento, aparte de la nevada que estaba cayendo, como se vió que estaba muy calma, fondeamos y enseguida se notó la calma que había aqui... ¡daba gusto dejar de movernos tanto como lo habíamos hecho hasta este momento!.

Se publicó, para general conocimiento, unas "Medidas de Seguridad" debido a la climatología antártica, para que no ocurriera ningún tipo de accidente imprevisto, y todos supiéramos que hacer en determinados momentos y situaciones. Y en la Cámara de popa, a las 12.00 horas, el Teniente Coronel, don Pedro Ramírez Verdún -del Ejército de Tierra y jefe de los expedicionarios militares-, dará una charla a los expedicionarios, sobre superviviencia en tierra.
Nieve acumulada en estachas.

Vimos un paisaje -mirando hacia la BAE- precioso, bonito, espectacular; y según palabras de los expedicionarios de la anterior Campaña, no se había visto la zona tan blanca como se veía hoy, realmente bonita a la vista, como si fuera una postal. Y así continuamos la guardia hasta la medianoche.

Esperemos que mañana siga igual, porque estos días malos perjudican a los expedicionarios en la cuestión de las labores científicas que han venido a desarrollar, y que no las pueden llevar a cabo, mientras haya días malos climatológicamente hablando. Y eso, realmente, retrasa todos los programas previstos. En la Isla Decepción, siguen sin novedad, por lo que nos cuentan en los enlaces previstos diariamente a través de la Radio.

Día 12 de diciembre de 1989.
""Nos encontramos afectados por la cola de la borrasca que estos días ha atravesado el Drake Norte y que se ha desplazado hacia el Mar de Wedell. En estas condiciones la previsión es a mejorar climatológicamente. En Decepción se ha iniciado el despliegue de todos los equipos, previéndose entrar en un futuro para hidrografiar los Fuelles de Neptuno y Cala Balleneros. En Livingston, se pretende iniciar trabajos topográficos y finalizar el acondicionamiento de sus instalaciones...""

A las 11.00 horas se ha levado para salir en apoyo de las embarcaciones, y navegamos a lo largo de la Bahía Sur para estar pendiente de ellas; llegó un momento en que la mar estaba tan calma que paramos máquinas y nos quedamos al pairo, apenas sin movernos del sitio. A las 12.30 horas tuve que ponerme a trabajar en el ordenador para hacer la Orden de Actividades, y como siempre, figuraba en la programación prevista para las pruebas, hacer: hidrografía, oceanografía, geofísica (como hacer un despliegue en la Isla Decepción del equipo de sísmica telemétrica), topografía, ecología, buceo (hacer inmersiones y mirar la corredera del barco) y otras cosas más como reconocer el fondo marino que nos rodea.

Después de la comida -espaguetis, pollo al horno con patatas fritas y peras en almíbar-, una buena siesta como mandan los sagrados cánones; pero aqui, la siesta se puede dormir si no te llaman para hacer cualquier trabajo o si no tienes que entrar de guardia, porque entonces no la puedes practicar, aunque sea el deporte nacional.

A las 17.00 horas, vuelvo a estar de guardia y allí hemos pasado un rato agradable con la visita al Puente de mi compañero José Ramón Bravo, que tiene un "palique" tremendo, ¡"un pico de oro" que tiene el mozo, que vaya tela!. Nos hemos reido con su despliegue oral. Mas tarde, hemos arrancado motores para alejarnos un poco de la costa, ya que nos hemos acercado, no mucho, pero si lo suficiente como para tener que distanciarnos de allí, y así evitar cualquier contratiempo inoportuno. Seguimos navegando y se echó al agua el "sparker", que es un aparato que suele dar muchos problemas, y un hidrófono.

A las 20.00 horas salí de guardia; cené y... a la cama, "que en esta plaza, ya me han visto demasiao".

Por hoy, ya me he "nevado" bastante.


 

2 comentarios:

  1. Antonio, una curiosidad, el día que os cayó la nevada, que como cuentas lo cambió todo de color....¿fue lo que hizo que a ti también te cambiara el color de la barba?...pues...yo creo que sí.
    Jajaja, bueno, bromas a parte, que como siempre, me ha gustado.

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  2. Bueno, algo de eso hubo, porque ahí ya me empezaba a blanquear en dos mechones de la barbilla. Yo creo que se quedó el color, y poco a poco, se fue apoderando de toda la extensión de la barba.

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