miércoles, 9 de marzo de 2011

DIARIO DEL VIAJE A LA ANTÁRTIDA. ( II )

Dia 15 de octubre de 1989.
Esta mañana amaneció el día claro, pero con la mar pegando por el través de babor, y el barco se movía que era un gusto por lo que la mayoría del personal que no estaba acostumbrado iban incomodos, y a pesar de que hace tiempo que no he navegado, todavía no he empezado a sentir ningún tipo de molestias estomacales, y espero que esto sea así durante mucho tiempo, ya que no me gustaría nada, ser uno de los muchos que "echan la pastilla por la borda", aunque no por eso se dejar de ser buen marino, ni mucho menos. Hay quien lleva toda su vida en la mar, y no puede evitar el tener que "echar la pastilla", pero sigue siendo marinero y de los buenos.

En el Puente, se han hecho comentarios de lo que se iba a realizar al llegar a la Antártida: los expedicionarios que embarcarían, el tipo de ropa que nos proporcionarían para no pasar frío (ya que nosotros no disponemos de ropa para "gran frío"y solo disponemos del chaquetón de mar que tenemos a bordo), el tiempo que ibamos a estar allí abajo -¡nada menos que 100 días!-, que trabajos se realizarán y como podría ser el viaje de vuelta, allá por el mes de abril (¡que lejos queda todavía esa fecha!). Los "veteranos" ya nos iban diciendo que fuéramos poniendo bien ordenadas las taquillas y los cajones de las literas, para ir haciendo sitio a toda la ropa que nos iban a entregar, pero no nos hacíamos una idea de como iba a ser el "equipaje" que nos proporcionaría el personal de la Expedición cuando embarcaran.

Nuestro Mayordomo, conocido popularmente por los antiguos componentes del barco con el sobrenombre de "El Lubina", nos ha sorprendido hoy con unos entremeses para hacer boca: queso, jamoncito, rodajas de lomo curado..., y a continuación nos tenía preparado pernil de cerdo bien surtido, de manera que quedamos un poco llenos, y después rematamos con el postre. Por comentarios de los "supervivientes" de la Campaña anterior, tenemos con nosotros a un buen Mayordomo, por lo que podemos esperar que alguno de nosotros llegue con algunos kilos de más cuando regresemos a casa (¡ojalá que no sean muchos!). Lo que quiere decir, que vamos a estar bien alimentados. Porque una de las bases para no pasar mucho frío y almacenar suficientes calorías, es comer bien, y comida que lleve muchas calorías, para que en un momento determinado no nos puedan las bajas temperaturas.

Y después de estos comentarios, decir que hoy es domingo y que como es fiesta, hay que descansar. Que en domingo no se trabaja... de momento. Por lo tanto, dejo esta redacción al final del día y me voy al camarote para meterme en mi litera, y con las cortinillas echadas y la luz encendida, leo durante un buen rato hasta que me va entrando el sueño (llevo como tema de lectura la trilogía de "Caballo de Troya").

16 de octubre de 1989.
Y después del descanso... ¡a la guardia!. Son las 04.00 horas de la mañana, y nos toca hasta la entrada a puerto. Llegamos a Las Palmas de Gran Canaria (lugar donde ya estuve destinado desde 1981 a 1984 en los Patrulleros "MEDAS" y "VILLA DE BILBAO").

Después de tanto tiempo, volver a visitar esta ciudad es bonito y gratificante, aunque uno no sabe como se la va a encontrar; espero que siga como cuando la conocí, pero sé que es un poco difícil, aunque mantengo la esperanza de que algo quede de todo lo que vi y conocí allá en los años 81 a 84.


Zona del Club Náutico, junto a la Base Naval de Las Palmas

Bueno, pues aqui es donde tenemos la primera anécdota, y esperamos que no sea la última a lo largo de toda la Campaña. Sobre las 06.00 horas de la mañana -ya del día 16- y teniendo a la vista la ciudad de Las Palmas, intentábamos -el Oficial de Guardia y yo- localizar el faro verde del espigón del puerto de La Luz, que no se veía a causa de una gran niebla que ocultaba toda la entrada del puerto, pero después de estar fijándonos durante un tiempo, descubrí que habían llamas. Si, en efecto, han leido bien, llamas de fuego; y le comenté al Oficial que aquello no era niebla, sino algo grande que estaba ardiendo. Él decía que... "eso es imposible, como iba haber fuego en la entrada del puerto". Seguimos mirando con los prismáticos. Había una gran llamarada y una espesa humareda blanca, que en efecto hizo que creyéramos que era niebla según nos íbamos aproximando y teníamos que llevar mucho cuidado, porque hay muchos barcos fondeados y no se puede uno despistar sino quiere colisionar con alguno de ellos. Entonces, yo le dije que mirara más allá de los espigones del puerto, que no se veía nada de niebla, e incluso por detrás de nosotros y por la parte de la ciudad que quedaba a nuestro través de babor. Después comprobamos, que efectivamente, era fuego a bordo de un pesquero y que ya lo sacaban remolcado fuera del puerto, para evitar un peligro mayor con los buques que estuvieran atracados cerca de éste.

A las 07.30 horas se tocó "Babor y Estribor de Guardia" (esta va a ser una de las voces que a lo largo de la Campaña, se oirá mucho), que es la voz que se da para que el personal de la dotación esté preparada para la maniobra de atraque del buque, o en caso de emergencia u otra circunstancia, fondear (tambien se oiría mucho la voz de "Personal de castillo y puente, acudan a sus puestos"). A las 08.00 horas estábamos dando honores (y digo bien, ya que esta es la expresión habitual de saludo en la Armada, cuando te cruzas con otro buque, aunque esté atracado en puerto), al "VELASCO", "VILLA DE BILBAO", "ATREVIDA", "FERROL", "CONTRAMAESTRE CASTELLÓ" y "MEDAS" (en este último estuve destinado en Canarias, como ya he comentado anteriormente, "recién salido de fábrica", es decir, cuando estaba todavía en construcción; y posteriormente en la "VILLA DE BILBAO"). Por fin atracamos y el buque queda parado hasta la próxima salida, que será Dios mediante el día 19, si no surgen impedimentos de última hora.

Para evitar que algo salga mal, se trabaja a "destajo", asi que desde el momento en que se toca "Retirada de Babor y Estribor de Guardia", todo el mundo a "currar" cargando víveres para la Campaña (ya teníamos a los camiones esperando en el muelle para empezar a descargar el material que nos traían). Inmediatamente empezaron a llegar los obreros para ponerse de lleno en las obras de última hora, que había que hacer antes de la partida y que previamente se habian comunicado por mensaje al Jefe del Arsenal para que estuvieran preparados a nuestra llegada. Paramos a las 15.00 horas para comer unas buenas chuletas con patatas fritas y tomate en salsa; después de la comida, un rato de charla mientras tomamos el café, pero mientras se come hay las típicas bromas con los de siempre, que son generalmente los de más confianza, como es el caso del Contramaestre o el Electricista de Cargo, que se sienten muy bien y muy compenetrados con los Cabos (que somos un total de 11), o como ellos dicen familiarmente "con la Cabada", a pesar de que todavía no nos conocemos del todo bien, pero vamos entrando en familia, que se hace familia con el roce diario, en la cual ya nos hemos bautizado cariñosamente casi todos.

Por la tarde, sobre las 19.00 horas, he salido para ver a mi buen amigo Manel, que está destinado en un Buque Aljibe, el "CONTRAMAESTRE CASTELLÓ" y después de tomar unas copas, refrescando la memoria y viendo sitios que conocía y por los que antes solía ir, volvimos cada uno a su buque de destino y a esperar otro nuevo día. Al llegar al barco, cuando entras en el comedor, encuentras al de guardia, pendiente del personal que va llegando. Alguien está viendo una película, otros se están preparando un café, mientras hay algunos que todavía están liados haciéndose la litera. Pero todo está en silencio. No se oye ruido del motor... totalmente en silencio, pero si se huele el "olor a barco", ese olor tan característico que tienen los buques en sus interiores. Me hace recordar y valorar si es tan intenso como el de los otros buques en los que he estado... y pensando esta soberana tontería, me voy para cama... que mañana será otro día y no sabemos lo que nos depara. Buenas noches.

17 de octubre de 1989.
Hoy estoy de guardia, pero he tenido que pedir permiso para ir al Hospital Militar, para que me extrajeran una muela que no deberá causarme ninguna molestia por allí abajo, ya que en Cartagena no pude hacerlo a causa de una visita oficial al Hospital Militar, por lo que me dieron un escrito para que cuando llegara a Canarias, no tuviera que esperar cita ni nada de nada. Asi fué, cuando me presenté al Odontólogo y le dije a lo que venía, no me hizo esperar nada. Me atendió rapidamente mientras me preguntaba cosas sobre el viaje; claro, yo no podía decirle mucho en la situación que estaba (con la boca abierta de para en par). Y después de quitarmela, volví al barco y otra vez a la faena de seguir cargando víveres, y es que... no vamos de viaje turístico precisamente -aunque hay quien piense que si-; por la tarde... baldeo general del barco de arriba a abajo, porque tenemos 28ºC de temperatura y hace calor, y se suda de lo lindo; así que nos pusimos en pantalón corto y agarramos la manguera de contraincendios y entre baldeo y baldeo, nos baldeábamos nosotros tambien, y asi podemos continuar haciendo el trabajo... pero fresquitos.
¿Como estaría el que me hizo la foto, que me sacó por triplicado...?

El menú de hoy, estuvo compuesto de filete con lechuga y pescado frito, y de postre, sandía, que eso refresca un poco la garganta; un buen "cafelito" y un rato de charla, en la sobremesa, antes de continuar con el baldeo del buque, que ya queda menos.

Después de tan refrescada faena, la cena y ver como tus compañeros se van a la calle, francos de servicio, a disfrutar del ambiente nocturno de la ciudad mientras tu te quedas como responsable de Seguridad del buque -de Suboficial de Guardia- hasta el día siguiente, en que esta función le toca al siguiente y tu puedes salir franco, a disfrutar lo que el día anterior no pudiste. O ir a esa tienda de la que te han hablado para comprar algunos carretes de fotos, o cualquier otra cosa que te hace falta, que es de necesidad, porque ya no podrás comprar nada hasta que llegues al siguiente puerto y eso iba a tardar un poco más de tiempo.

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